No caigamos en la tentación
De hacer de nuestra vocación
Una mercancía
Que se vende
Y que se compra;
De olvidarnos
De los marginados de la cultura;
De reducirnos a ser funcionarios
Al servicio de una enseñanza
No comprometida con la vida;
De callar por miedo,
Cuando debemos hablar
Para defender los derechos
De nuestros alumnos
De nuestros compañeros de trabajo
Y de cualquier persona;
De desalentarnos entre el peso
Y las dificultades de cada día;
De perder la confianza
En nuestro alumnos,
De domesticarlos con el autoritarismo
Que borra la originalidad
De cada uno.
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