lunes, 28 de julio de 2008

La generosidad en la vida

Con esta guía podrás descubrir la inmensa satisfacción que proporciona el aportar un beneficio a la vida de los demás. Al reflexionar en este valor, encontramos que la vida del ser humano esta llena de oportunidades para servir y hacer un bien al prójimo; por eso es conveniente recordar que:
La Generosidad es el valor
que nos hace pensar y actuar a favor de los demás,
buscando aportar un beneficio a través de nuestra intervención desinteresada; poniendo el bienestar de quienes nos rodean, por encima de los intereses personales.
Por tal motivo, una persona generosa se distingue por:
  • La disposición natural e incondicional que tiene para ayudar y servir a los demás sin hacer distinciones..
  • Resolver las situaciones que afectan a las personas en la medida de sus posibilidades, o buscar los medios para lograrlo.
  • La discreción y sencillez con la que actúa, apareciendo y desapareciendo en el momento oportuno.
Conviene detenernos a reflexionar un poco en nuestras actitudes:
  1. ¿Conscientemente dejo de prestar ayuda por pereza, desagrado o apatía?
  2. ¿Me esfuerzo por superar la propia comodidad, tomando conciencia de la necesidad ajena?
  3. ¿Espero recibir ayuda, favores y servicios sin considerar el esfuerzo que los demás realizan?
  4. ¿Realmente actúo desinteresadamente? ¿Es igual la disposición con mi jefe, socio o la persona que siempre me apoya, a la que tengo en casa, mis subalternos, amigos, conocidos y personas en general?
  5. Antes o después de servir a los demás, ¿pienso o espero recibir un halago, felicitación, reconocimiento, beneficio o el favor devuelto?
  6. ¿Siempre tengo presentes los favores hechos? ¿Les recuerdo, sugiero o hago notar a las personas mi ayuda e intervención?
  7. ¿Normalmente me arrepiento de haber otorgado mi tiempo, bienes materiales, dinero o hacer un compromiso que exige un esfuerzo extra de mi parte?
Ser generoso es algo que muchas veces requiere un esfuerzo extraordinario. Para vivir mejor este valor en lo pequeño y cotidiano, es de gran utilidad poner en práctica las siguientes ideas:
Procura sonreír siempre. A pesar de tu estado de ánimo y aún en las situaciones poco favorables para ti o para los demás. Haz el propósito de tener un detalle de generosidad diariamente con diferentes personas.
  • Se accesible en tus gustos personales, permite a los demás que elijan la comida, película, lugar de diversión, pasatiempo, la hora y punto de reunión.
  • Aprende a ceder la palabra, el paso, el lugar; además de ser un acto de generosidad denota educación y cortesía. En algunos casos es válido ceder el turno a quien tenga una urgencia real.
  • Cumple con tus obligaciones a pesar del cansancio y siempre con optimismo, buscando el beneficio ajeno. Los padres de familia son un magnífico ejemplo, pues sin su labor, el sustento, el orden en casa, la educación y bienestar de los hijos, etc. simplemente no se darían.
  • Usa tus habilidades y conocimientos para ayudar a los demás: explicando la clase a otros; colaborando en organización de eventos; enseñando como hacer mejor el trabajo o la reparación de artículos domésticos; como instructor de pintura, música, deportes en algún club infantil o juvenil.
  • Atiende a toda persona que busca tu consejo o apoyo. Por más antipática o insignificante que te parezca, considera en ti a la persona adecuada para resolver su situación.
  • Cuando te hayas comprometido en alguna actividad o al atender a una persona, no demuestres prisa, cansancio, fastidio o impaciencia; si es necesario discúlpate y ofrece otro momento para continuar.
  • No olvides ser sencillo, haz todo discretamente sin anunciarlo o esperando felicitaciones.
El vivir en constante entrega a los demás, nos ayuda a descubrir lo útiles que podemos ser en la vida de nuestros semejantes, alcanzando la verdadera alegría y la íntima satisfacción del deber cumplido.

jueves, 24 de julio de 2008

¿Qué hace que algo sea valioso?

La humanidad ha adoptado criterios a partir de los cuales se establece la categoría o la jerarquía de los valores. Algunos de esos criterios son:

(a) Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es más fugaz que el de la verdad.

(b) Integralidad: cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible.

(c) Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las personas.

(d) Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los practican.

(e) Polaridad: todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; todo valor conlleva un contravalor.

(f) Jerarquía: hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales). Las jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.

(g) Trascendencia: los valores trascienden el plano concreto; dan sentido y significado a la vida humana y a la sociedad.

(h) Dinamismo: los valores se transforman con las épocas.

(i) Aplicabilidad: los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida; entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la persona.

(j) Complejidad: los valores obedecen a causas diversas, requieren complicados juicios y decisiones. ¿Cómo valora el ser humano? El proceso de valoración del ser humano incluye una compleja serie de condiciones intelectuales y afectivas que suponen: la toma de decisiones, la estimación y la actuación. Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar de otras, al formular metas y propósitos personales. Las valoraciones se expresan mediante creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de valor y acciones. Desde el punto de vista ético, la importancia del proceso de valoración deriva de su fuerza orientadora en aras de una moral autónoma del ser humano. ¿Cómo se clasifican los valores? ¿Cuáles tipos de valores existen? No existe una ordenación deseable o clasificación única de los valores; las jerarquías valorativas son cambiantes, fluctúan de acuerdo a las variaciones del contexto. Múltiples han sido las tablas de valores propuestas. Lo importante a resaltar es que la mayoría de las clasificaciones propuestas incluye la categoría de valores éticos y valores morales. La jerarquía de valores según Scheler incluye: (a) valores de lo agradable y lo desagradable, (b) valores vitales, (c) valores espirituales: lo bello y lo feo, lo justo y lo injusto, valores del conocimiento puro de la verdad, (d) valores religiosos: lo santo y lo profano. La clasificación más común discrimina valores lógicos, éticos y estéticos. También han sido agrupados en: objetivos y subjetivos, según Frondizi, o en valores inferiores (económicos y afectivos), intermedios (intelectuales y estéticos) y superiores (morales y espirituales).

lunes, 21 de julio de 2008

Frases VII

Si planta una semilla de amistad, recogerá un ramo de felicidad . Lois L. Kaufman ¡¡¡Feliz dia del amigo!!!

domingo, 20 de julio de 2008

Educación, docente y nuevas tecnologías

Una reflexión sobre la tarea docente y las nuevas tecnologías.
Autor: lucpad. You Tube

jueves, 17 de julio de 2008

¿Qué son los valores?

¿Qué se entiende por valor?
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad. Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social.
Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo posee y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo uno ni lo otro. Los valores no tienen existencia real sino adheridos a los objetos que lo sostienen. Antes son meras posibilidades.
¿Desde cuáles perspectivas se aprecian los valores?
La visión subjetivista considera que los valores no son reales, no valen en sí mismos, sino que son las personas quienes les otorgan un determinado valor, dependiendo del agrado o desagrado que producen. Desde esta perspectiva, los valores son subjetivos, dependen de la impresión personal del ser humano. La escuela neokantiana afirma que el valor es, ante todo, una idea. Se diferencia lo que es valioso de lo que no lo es dependiendo de las ideas o conceptos generales que comparten las personas. Algunos autores indican que "los valores no son el producto de la razón"; no tienen su origen y su fundamento en lo que nos muestran los sentidos; por lo tanto, no son concretos, no se encuentran en el mundo sensible y objetivo. Es en el pensamiento y en la mente donde los valores se aprehenden, cobran forma y significado. La escuela fenomenológica, desde una perspectiva idealista, considera que los valores son ideales y objetivos; valen independientemente de las cosas y de las estimaciones de las personas. Así, aunque todos seamos injustos, la justicia sigue teniendo valor. En cambio, los realistas afirman que los valores son reales; valores y bienes son una misma cosa. Todos los seres tienen su propio valor. En síntesis, las diversas posturas conducen a inferir dos teorías básicas acerca de los valores dependiendo de la postura del objetivismo o del subjetivismo axiológicos.

martes, 15 de julio de 2008

Frases VI

“Nuestro estudio no tiene como los otros, un fin especulativo: si hemos emprendido esta investigación, no es para llegar a saber qué es la virtud -en tal caso, nuestro estudio sería inútil-, sino para llegar a ser bueno”.
Aristóteles

jueves, 10 de julio de 2008

Bienaventuranzas del docente

¡Feliz de ti, Docente Educador, si tienes un alma de pobre! Si tienes un corazón desapegado, para no prostituirte en pos del dinero y de las posesiones. Feliz de ti, si tienes un corazón pobre, sencillo y fraternal, servicial y amistoso, libre de soberbia, vacío de prepotencias. Feliz de ti, si no te sientes dueño de tus alumnos, sino servidor; si no te sientes dueño de la verdad, sino su buscador y peregrino; si estás siempre abierto y dispuesto a crecer aprendiendo lo nuevo. Feliz de ti, si puedes acercarte a tus alumnos con la vulnerable autoridad de un servidor, sin recurrir defensivamente a la riqueza del poder autoritario.

Feliz de ti, mientras reclamas la justa remuneración de tu trabajo, no mides tu misión en dinero, porque sabes que tu tarea trasciende esas medidas y que la persona de tus alumnos no se cotiza en oro.

Fuente:René J. Trosssero, del texto Bienaventuranzas de los docentes

domingo, 6 de julio de 2008

Video: Entrevista sobre la violencia escolar

¿Y cuál es tu opinión?

Noticias: aulas violentas

Son denuncias recientes. Sus carátulas: "Maltrato y amenazas de la autoridad escolar a padres de la cooperadora"; "Alumno libre por faltas y conducta. Según la madre: falso"; "Maltrato de autoridad a alumna y padre"; "Supuestas amenazas de muerte de parte de un ordenanza de una escuela a miembro de cooperadora".

¿No eran los chicos los violentos? Este catálogo de acusaciones, registrado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, muestra que los adultos también deben dar explicaciones. ¿Existe un cortocircuito entre padres y docentes? Datos de una encuesta privada, consultas a personas involucradas en conflictos, expertos en educación y noticias recientes indican que sí. Los casos extremos saltan a la vista: "Un padre golpeó a una maestra y la amenazó con volver armado", tituló Clarín el 17 de mayo, sobre un incidente en Mendoza. El jueves pasado, la agencia DyN captó otro episodio: "En Misiones, un padre agredió al director de una escuela en una reunión sobre violencia escolar". Hace seis meses, una profesora fue golpeada por una mamá y terminó con un edema cerebral (ver "Terapia intensiva", pág. 37). Casos menos escandalosos, pero que ocurren a diario, comienzan a ser percibidos en los trabajos de investigación. Una encuesta realizada en la Universidad de Buenos Aires durante el seminario "Violencia en las escuelas. Docentes, alumnos y padres en conflicto", descubrió que uno de cada 10 hechos violentos "se desarrolla entre padres y docentes". Es un dato novedoso, que se agrega al esquema más frecuente de violencia en las escuelas, donde seis de esos 10 incidentes se dan entre alumnos y el resto, entre docentes y alumnos. Las formas que adquiere esa violencia son un llamado de atención:

· El 76 por ciento de los casos toma la forma de violencia verbal y física.

· El 24 por ciento restante es violencia psicológica y simbólica, expresada en amenazas, malicia, acoso o discriminación. "Hay un descreimiento hacia el ámbito educativo, de padres que parten de prejuicios y dicen: 'eso a mi hijo nunca le va a pasar, así que no participo'. La escuela está desprestigiada para transmitir un saber, un consejo. Sumado a que el contexto social es sumamente adverso, de muy poca contención para la familia, se dan situaciones donde se detona la salud mental de esos padres, que pasan a considerar al docente como un enemigo", explica el psicoanalista Fernando Osorio, responsable del estudio y autor del libro "Violencia en las escuelas". Según ese análisis, que tomó en cuenta el testimonio de 1.500 docentes, "se han incrementado los conflictos entre familia y escuela". El 90 por ciento de los entrevistados señaló un motivo: que las nuevas conformaciones de la familia moderna (hogares con un solo padre, familias ensambladas y otras) "no han podido provocar cambios en las políticas y estrategias pedagógicas implementadas por el sistema educativo actual". Pero hay más:

· El 85 por ciento de los docentes señala que los conflictos familiares se perciben luego en la conducta de los alumnos.

· El 75 por ciento afirma que el Estado no los capacita bien en el tema violencia.

· El 38 por ciento de los encuestados dice haber sido víctima de agresiones verbales por parte de algún alumno. Juan Otero, director de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social del gobierno bonaerense, considera que "la educación ha entrado en una crisis profunda en cuanto a la relación familia-escuela" y que el "vaciamiento pedagógico que sufrió la institución escolar" en los '90 fue nocivo. "Hay que trabajar mucho con los padres, porque aparecen situaciones donde los docentes son interpelados verbalmente y no son respetados. Hoy es imprescindible restituir la autoridad del docente y recomponer los enlaces entre la familia y la escuela, a través de estrategias comunitarias, donde los padres puedan sumarse", sostiene el funcionario. Otero acepta que los rituales de convocatoria a los padres que hacen las escuelas, a los actos, a las reuniones, se han quedado en el tiempo, con la idea de la vieja familia nuclear. Aclara, sin embargo, que no es lo más grave: "Hoy, el mayor error social es pensar que los chicos que agreden o rompen un aula son sujetos peligrosos y deben ser marginados, cuando son los adultos los que no están devolviendo una imagen confiable y los que fabrican a diario un contexto hostil, de violencia en el hogar, el tránsito, en el vocabulario. Esto es rechazado por los adolescentes y fomenta violencia". Para redondear su idea, Otero descubre otro aspecto del problema: "Si tiramos bien del hilo, se ve claramente que detrás de un alumno involucrado en un hecho de violencia, siempre, pero siempre hay un derecho que en algún momento no le han respetado". Los niños, dice la ley argentina, tienen derecho a la educación en condiciones de igualdad, a un nivel de vida adecuado y a espacios educativos que le permitan desarrollar su personalidad, sus aptitudes y su capacidad mental al máximo de sus posibilidades. La realidad contradice ese mundo ideal. La falta de gas en más de 100 escuelas porteñas y bonaerense en el mayo más frío de las últimas décadas, la existencia de letrinas en vez de inodoros en escuelas de clase baja y media urbana, la insuficiente cantidad de profesionales que atienden el problema de las agresiones en el aula (hay 219 personas en los Equipos de Orientación Educativa para un total de 231.980 alumnos), el peregrinaje de 4.000 alumnos "derivados" a escuelas que están lejos de sus hogares, la discriminación escondida contra chicos repetidores y la desigualdad entre los establecimientos más pobres y los más confortables, pintan un paisaje que, a juicio de los especialistas, no ayuda a atenuar la violencia. "No es un contexto amigable para desarrollar experiencias de acercamiento", señala el defensor del pueblo adjunto de la Ciudad, Gustavo Lesbegueris, quien en los dos meses que van del actual ciclo lectivo ya registró igual cantidad de denuncias por violencia que en todo el año 2002. Hablan de agresiones entre chicos y disputas entre adultos (ver infografía, pág 37). Tanto la encuesta de Osorio, como la estadística oficial de denuncias, son indicadores parciales de la situación. "Tiene que quedar claro: la escuela no es un desastre a nivel de violencia y que no es tan seguro que haya más que antes", advierte la pedagoga Inés Dussel, coordinadora de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Testigo de las peleas que sus compañeros tenían todos los viernes con alumnos de otros colegios, durante su adolescencia, Dussel interpreta hoy que el tema está más visible a los ojos de la sociedad. Admite sí que existe una "confusión de roles" entre la familia y la escuela: "La familia le demanda más a la escuela, se pone en posición de cliente, va a la Justicia si sus hijos no pasan de grado, algo que sólo debería ocurrir cuando hay derechos vulnerados; y la escuela exige que la familia acompañe más, que vaya a los actos, ponga más plata y refuerce el sostén pedagógico". "Además, la escuela sigue esperando encontrarse con la familia tipo del otro lado y hasta se enoja cuando padres sobreocupados faltan a una reunión", describe la investigadora, al tiempo que propone que haya "más flexibilidad desde los dos lados, voluntad para acercar e incluir al otro". El año pasado, los equipos de Asistencia Socio Educativa de la Ciudad realizaron 4.585 intervenciones. Entre los casos más significativos, hubo 600 intervenciones por problemas de convivencia en la escuela, 563 por cuestiones socio-familiares, 237 por violencia familiar, 101 por drogas, 31 por autoagresión (categoría relativamente nueva, referida a las marcas en el cuerpo, como ciertos tatuajes, piercing, etc.) y seis por problemas de portación ilegítima de armas o drogas. Son los problemas que cruzan a toda la sociedad, registrados en un ámbito que está pensado para que los chicos aprendan a convivir, en su difícil tránsito hacia la adultez.

Pablo Calvo.

03 de Junio de 2007 pcalvo@clarin.com

sábado, 5 de julio de 2008

Caricatura III

¿Qué reflexión podemos hacer a partir de esta maravillosa caricatura de Frato (Francisco Tonucci)?

viernes, 4 de julio de 2008

Ser docente

Antes que todo cabe destacar que cumplir el papel de docente no implica una receta única, sin alteraciones, estas solo serían algunas ideas.

El docente, debe recordar su época de estudiante y plantearse interrogantes sobre los aspectos académicos, acerca de las personas, del ambiente y reflexionar sobre esos hechos, para comprender mejor algunas de las inquietudes de los alumnos (as) que ahora tiene en el salón de clases y entender que...

Ser Docente, es algo complejo, sublime y más importante que enseñar matemática, biología, inglés u otra asignatura. Educar es alumbrar personas autónomas, libres y solidarias. Es ofrecer los ojos propios para que los alumnos (as) puedan mirar la realidad sín miedo.

Ser Docente, no implica solo dictar horas de clases, sino dedicar alma. Exige no solo ocupación, sino vocación de servicio. Es necesario cooperar con ellos para que hagan el mejor uso de las posibilidades y potencialidades.

Ser Docente, es ser un estilista de almas, un embellecedor de vidas; tiene una irrenunciable misión de partero del espíritu y de la personalidad. Es alguien que entiende y asume trascendencia de su misión, consciente de que no se agota de impartir conocimientos o propiciar el desarrollo de habilidades y destrezas, sino que se dirige a formar personas, a enseñar a vivir con autenticidad, sentido y proyectos, con valores definidos, con realidades, incógnitas y esperanzas.

Ser Docente, consiste en brindar vuelos de altura, sembrar utopía, estar siempre abierto a la aventura de lo desconocido, al riesgo de las cumbres, exploradores de nuevos horizontes y mundos más humanos construidos mas allá de los gritos y de la impaciencia.

Ser Docente, es ofrecer una varita mágica a los niños para que puedan volar con sus fantasías, recorrer los caminos de la imaginación, visitar estrellas y países encantados, hablar con mariposas y tulipanes, descubrir horizontes insospechados y descansar con el pecho de la luna.

Ser Docente, es guiar a los alumnos a la maduración de una fe. El educador creyente deberá reflejar su fe en su propia vida. Por eso, dentro de sus limitaciones, tratará de caminar siempre al lado de sus alumnos, dispuesto a atenderle con especial cariño y dedicación sobre todo cuando estén en serios problemas y dificultades. Que los alumnos sientan que siempre podrán contar con su ayuda y comprensión y nunca estarán solos.

Ser Docente, es más que inculcar respuestas e imponer repeticiones, conceptos, formulas y datos, es orientar a los alumnos a la creación y el descubrimiento, que surgen de interrogar la realidad de cada dá y de interrogarse permanentemente. Es formar individuos críticos, libres,democráticos, innovadores, trabajadores y con sentimientos nobles.

Ser Docente, no es ser un suplicante ni buscador de faltas, ni descalificado de los demás, ni un ciego que da palos a diestra y siniestra... Es una persona estudiosa, paciente, serena interiormente y amante de la profesión docente.

Sabemos que Educar Implica: Compromiso, Responsabilidad, Vocación y Amor por lo que Hacemos.